27 de junio de 2017

Fango

Rendirse.
Definitivamente.
Total y ridiculamente, rendirse.
Exhalarse a uno mismo.
Todo de una vez.
No resistir más la caída, al fango,
a esta arena movediza, negra, espesa, humeda.
Ahí al fondo mismo dejarse hundir.
Sin fuerzas.
Sin fuerza.
Cerrar los ojos y la piel.
Hundirse.
Fundirse.
Y ahí mismo poder respirar.
Como en un sueño anfibio, donde por la nariz respirar el agua.
Como en un sueño anfibio, donde salen branquias.
Como en un sueño anfibio, vivir en la profundidad un rato.
Como en un sueño anfibio, de noche salir a la superficie.
Empapado y lleno de algas, y de vida embarrada.

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