19 de noviembre de 2012

Lo que queda de la ausencia

Una silla vacía en cada cena, de las seis que hay alrededor de la mesa.
Un cepillo de dientes, ahí en el vaso del baño.
Una taza. De esas que dicen "Acá sólo toma..." y se completa con tu nombre.
Un estuche de maquillajes.
Los maquillajes adentro del estuche.
Un pijama de rayas, de hombre.
Y todo el resto de tu ropa, de tu mujer, en el placard.
Tres collares con cuentas de madera.
Un par de aros de perlas grandes y blancas.
Dos pares de aros hechos con mostacillas. Hechos por alguna mano inexperta.
Pares de zapatos. Creo que son ocho.
Unos lentes de sol con marco rojo, bien grandes.
Tus libros. Todos. Menos tres.
Fotos.
Diapositivas de la playa, con tu cara sonriente y tu pelo al viento.
La toalla de colores que llevabas siempre a la playa.
Un perfume que te regaló papá.
Un pullover que te tejió mamá.
Un osito de peluche horrible que te regalé yo, que guardabas sólo por eso. Porque era horrible, y eso te hacía reír, y porque te lo regalé yo, y eso no lo olvidabas.
La cama deshecha.
Y todas las palabras que me dijiste.
Y todas las miradas cómplices durante la cena.
Y las confidencias.
Y todas las veces que nos tiramos de los pelos. Literalmente.
Y las risas.
Y las carcajadas.
Y las salidas juntas.
Y las salidas encubiertas una a la otra.
Y todas las charlas en el baño.
Y los fuertes abrazos que nos dimos.
Y cómo me pintabas los ojos con tanto esmero.
Y la manera en que me peinabas con paciencia.
Y la forma en que me mirabas sonriendo.
Y tus ojos. El brillo de tus ojos.

La presencia de tu ausencia.
Presencias inútiles y ausencias tangibles.
Los rastros, en lo cotidiano.
En el mundo cotidiano de los que eran con vos.
Rastros como formas del que no está.
De vos que no estás.
Pero sí tus vacíos, tus lugares vacíos, tus objetos huérfanos.
Lo que vivimos juntas, el tiempo que compartimos.
Esa es la presencia que intento retener.
Porque es la que me queda.
La que intento apretar fuerte para que no se escurra.
Para que no se esfume.
Para que siempre me acuerde. De tu cara, de tu pelo, de tu olor.
Para que no se me olvide.
Y para que por favor la memoria no me traicione.


24 de marzo de 2011

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