Lloré en
silencio.
Para
poder escuchar todavía el sonido de tus aguas que llegaban hasta mi
orilla.
Y tu
viento se llevaba una por una mis lágrimas pero no lograba robarme, por más
fuerte que soplara, ni una sola de mis penas.
Vi como mi corazón se apretaba de dolor cada vez
más dentro mío.
Lo
escuché llorar también a él.
Me
escuchó cuando en silencio, sin el menor ruido, grité con todas mis
fuerzas.
Sentada
estuve llorando; las estrellas y la luna sobre el agua, me querían alcanzar.
Pero
lloraba en silencio.
Pero no
había consuelo.
20 de enero
del 2001
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