26 de marzo de 2011

Eva la beba, y Adán el galán (una historia de amor primera)

Todo empezó la primera vez que se vieron. El primer día del primer mes del primer año que a Eva la llevaron a conocer el mar.
Le habían puesto un gorrito verde, porque se sabía que el sol estaba calentado cada vez más fuerte, sobre todo en verano, sobre todo en la playa. Y con su gorrito verde y su palita naranja haciendo garabatos en la arena, estaba Eva. Sentada a la orilla del mar, justo en ese lugar donde las olas descansan un ratito y vuelven mar adentro con las demás.
Y fue entonces cuando vio unos piecitos del tamaño de los suyos, que cada vez se acercaban más a su palita. Eran los pies de Adán. Lo supo después, cuando fue levantando la vista hasta el gorrito azul de Adán. Y lo supo y los llegaría a conocer tanto con el tiempo. A los pies y al gorrito azul.
Sin decir nada, su nuevo compañero se sentó justo al lado de Eva. Abrió su mano derecha y allí dentro había dos chupetines rojos. Sacudió con su otra mano algunos granitos de arena movedizos y le dio uno de los chupetines. Ese fue el primer regalo que Adán le hacía a Eva.
No se dijeron más que sus nombres, ya con el chupetín sin papel.
Y se quedaron ahí, en la orilla, con los piecitos moviendo los dedos, los cuatro piecitos iguales, esquivando las cosquillas del agua que iba y venía indecisa.
Y cada tanto les daba la risa. Y se reían.
Y pasaron los días, y las horas,
y la gente, y las olas,
y la luna y el sol... una y otra vez...
Y este es el principio de esta historia de amor primera.
De Eva la beba y Adán el galán. Eva y Adán que miran el mar.
Del primer día del primer mes del primer año de la primera vez que se vieron, justo a la orilla del mar.

Noviembre -2007-
del libro "Eva, la beba" (aún sin terminar...), dedicado a mi "sobrina" Eva Rabella.

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