22 de marzo de 2011

Fotos



Hay algo que me impresiona mucho cuando encuentro fotos viejas, de la infancia. Es el no reconocerme en ese cuerpito pequeño. Un cuerpo, por ejemplo, envuelto en una toalla de colores en la arena de Mar del Plata. Mirar esos ojos enormes y azules y saber que son mis mismos ojos, ahora verdes...
Soy la misma y no. Todo a la vez.
El paso del tiempo que se hace obvio y tangible en un papel de fotografía. Un momento congelado y tan vivo para siempre.
Un papel que me recuerda que ésa fui yo en algún momento, hace tanta vida.
Evidencias de una vida. De un pasado que construyó este hoy, que se guarda en algún rincón del cuerpo, que se voló a alguna parte en algún fragmento de su historia.
Evidencias de una vida... de una vida que sigue pasando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario