22 de marzo de 2011

Mismarrisa

Si mi cuerpo se hizo más grande,
me lo contaron los espejos
me lo contaron los zapatos,
los guardapolvos, las camisas y camisones.
Me enteré por la cantidad de libros
que son más que antes, no sé si más largos.
Me lo susurraron los besos que me dieron,
los que me robaron, los que compartí.
Me lo gritaron las cuentas por pagar,
las cosas que compré sin necesitar,
la heladera un poco vacía,
y más fuerte todavía,
las desilusiones, las veces que me mintieron,
que me dejaron y que dejé.
Si mi cuerpo se hizo más grande
me lo dijeron las decisiones que pude tomar,
las elecciones de las que pude y tuve que hacerme cargo.
Me lo contaron los viajes que pude hacer,
las camas que me hicieron descansar,
las camas que no me dejaron dormir,
los amores que me soñaban al oído.
Me lo hicieron ver los llantos profundos,
los llantos inútiles,
los que llegaban al pecho.
Y sobre todo,
las risas.
La risa, la mía,
la mía con otros,
la que se escucha fuerte.
Me lo contó, me lo dijo,
porque sigue siendo la misma de antes.
La misma de cuando los espejos me contaban
que mi cuerpo era pequeño.
La misma que hace que siga buscando,
sorprendiéndome, aprendiendo, creyendo,
amando, jugando, andando.
La misma en mi cuerpo más grande que antes.



2007

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